miércoles, 5 de octubre de 2011

Una nube cubría la mente de los hombres

En el libro de  G.K. Chesterton "el hombre que era jueves" aparece esta carta dedictoria a su amigo Edmund Clerihew de la que adjunto un pequeño fragmento.

a Edmund Clerihew Bentley

Una nube cubría la mente de los hombres
y el tiempo corría gimiendo,
sí, una nube enfermiza sobre el alma
cuando fuimos muchachos juntos.
La ciencia anunciaba la nada
y el arte admiraba la decadencia;
el mundo estaba viejo y acabado:
pero tú y yo éramos alegres;
[...]
La vida era una mosca que decaía
y la muerte un abejón que picaba;
el mundo era realmente muy viejo
cuando tú y yo éramos jóvenes.
Retorcían hasta el pecado decente
dándole formas inmencionables:
los hombres se avergonzaban del honor,
pero nosotros no nos avergonzábamos.
Aunque débiles y simples,
en eso no caíamos, en eso no;
cuando aquel negro Baal cubrió los cielos
no obtuvo himnos de nosotros.

Esta carta junto incluida en el libro "el hombre que era jueves" fue publicada en el 1908, aunque parece haber sido escrita hoy. Si, el mundo sigue viejo, decrépito... ¿pudisteis estar alegres en un mundo así, en un mundo donde la ciencia anunciaba la nada, donde la gente se avergonzaba del honor?. Si, si que lo fuisteis, porque sabíais que ese negro Baal, ese falso dios, esa ilusión, esa mentira que cubría el cielo a las gentes no era vuestro Dios.


Y es que es obra del diablo tiznar el cielo para hacer creer a las gentes que ha desaparecido, para así poderlas hacer esclavas del mundo...

 ¡Ánimo!, hay que apartar ese hollín negro del cielo, hay que contemplar el cielo, hay que mostrar ese cielo a los demás, para poder recuperar la alegría que nos arrebata el mundo.

“Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres” (Filipenses 4, 4-5)
  

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